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Laura, en busca de la paz
20/10/2011 | Janisset Rivero


Allanaron su casa, y se llevaron a su esposo. Destruyeron todo, los libros, las fotos, los  recuerdos. La profesora de literatura, Laura Pollán, tuvo entonces que enfrentarse por primera vez a sus sicarios. Su esposo no es un criminal, es un hombre que piensa y escribe con honradez, y que sueña en un país diferente. ¿Es eso un crimen?

 

No puede haber paz sin verdad. Por eso Laura comenzó a denunciar la verdad sobre su esposo, y pudo entonces coincidir con otras mujeres, que al igual que ella, dejaron todo para defender su familia. La verdad de una detención arbitraria, un juicio sin garantías y una sentencia de 20 años de confinamiento en las peores prisiones. Allí comenzaron sus pasos, cuando se unió a orar por la libertad de los presos políticos cubanos, y a caminar por las calles de su Isla, a despertar conciencias y animar corazones.

 

No puede haber paz sin justicia. Por eso Laura escribió cartas, envió documentos de denuncia, apeló a las supremas entidades del régimen. Por respuesta recibió represión, amenazas, violación a sus derechos. Y siguió caminando, se plantó en plazas, recorrió iglesias, parques, viajó a otras ciudades con el mismo mensaje.

 

No puede haber paz sin amor. Por eso, las manos de Laura repartían gladiolos a los transeúntes que asombrados observaban a estas mujeres cubanas, a los agentes de la Seguridad del Estado que organizaban turbas para agredirlas. Y resistió golpes, arañazos, mordidas, cuando la arrastraban frente a las cámaras de la prensa internacional, sin que aquella violencia empañara su misión. Y su casa se convirtió en la sede de las Damas de Blanco. Allí coincidían los miembros de la resistencia, las damas de apoyo, los familiares de los presos. Ella siempre cordial, con la dulzura y calidez de sus palabras.

 

No puede haber paz sin libertad. Por eso Laura soñaba con el día en que las cárceles cubanas se vaciaran de hombres honrados cuyo único delito es querer un país mejor. Y su sueño lo traducía en hechos concretos, pasos en el camino a esa libertad anhelada y necesitada por el sufrido pueblo cubano.

 

Laura Pollán ha muerto, la noticia nos hiela el alma. Hace sólo unos días estaba caminando las calles de La Habana, con su eterno gladiolo, exigiendo respeto a los derechos humanos. Laura ha muerto, y su cuerpo estaba en manos de sus torturadores, aquellos que la reprimieron y amenazaron. Los que organizaron turbas para atacarla. Se desconoce en realidad la causa de su muerte, y por qué cremaron su cuerpo súbitamente. Pero sus sicarios tenían miedo en la mirada. Le temían a su cuerpo inerte, porque no pudieron doblegar su alma.

 

Tienen miedo los dictadores de La Habana a estas bravas cubanas, que con gladiolo en mano, caminan pacíficamente las calles de la Isla, sembrando la semilla de la resistencia, porque ellos saben que su hora ha llegado, y que en Cuba hay miles de Lauras, porque hay miles de razones para que llegue la paz.

 

 

 

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About the author


Janniset Rivero Janisset Rivero
Janisset Rivero is a founding Directorio member. Janisset has worked extensively in engaging directly with opposition groups in Cuba, relaying their messages to the international community and coordinating humanitarian support for them. She is co-author of "Steps to Freedom," a Directorio annual report that documents the opposition movement's actions of protest against the totalitarian regime.

 

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