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Cuba: Mito y Realidad
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Laura, en busca de la paz
Allanaron su casa, y se llevaron a su esposo. Destruyeron todo, los
libros, las fotos, los recuerdos. La
profesora de literatura, Laura Pollán, tuvo entonces que enfrentarse por
primera vez a sus sicarios. Su esposo no es un criminal, es un hombre que
piensa y escribe con honradez, y que sueña en un país diferente. ¿Es eso un
crimen? No puede haber paz sin verdad. Por eso Laura comenzó a denunciar la
verdad sobre su esposo, y pudo entonces coincidir con otras mujeres, que al igual
que ella, dejaron todo para defender su familia. La verdad de una detención
arbitraria, un juicio sin garantías y una sentencia de 20 años de confinamiento
en las peores prisiones. Allí comenzaron sus pasos, cuando se unió a orar por
la libertad de los presos políticos cubanos, y a caminar por las calles de su
Isla, a despertar conciencias y animar corazones. No puede haber paz sin justicia. Por eso Laura escribió cartas, envió
documentos de denuncia, apeló a las supremas entidades del régimen. Por respuesta
recibió represión, amenazas, violación a sus derechos. Y siguió caminando, se
plantó en plazas, recorrió iglesias, parques, viajó a otras ciudades con el
mismo mensaje. No puede haber paz sin amor. Por eso, las manos de Laura repartían
gladiolos a los transeúntes que asombrados observaban a estas mujeres cubanas,
a los agentes de la Seguridad del Estado que organizaban turbas para
agredirlas. Y resistió golpes, arañazos, mordidas, cuando la arrastraban frente
a las cámaras de la prensa internacional, sin que aquella violencia empañara su
misión. Y su casa se convirtió en la sede de las Damas de Blanco. Allí
coincidían los miembros de la resistencia, las damas de apoyo, los familiares
de los presos. Ella siempre cordial, con la dulzura y calidez de sus palabras. No puede haber paz sin libertad. Por eso Laura soñaba con el día en que
las cárceles cubanas se vaciaran de hombres honrados cuyo único delito es
querer un país mejor. Y su sueño lo traducía en hechos concretos, pasos en el
camino a esa libertad anhelada y necesitada por el sufrido pueblo cubano. Laura Pollán ha muerto, la noticia nos hiela el alma. Hace sólo unos
días estaba caminando las calles de La Habana, con su eterno gladiolo,
exigiendo respeto a los derechos humanos. Laura ha muerto, y su cuerpo estaba
en manos de sus torturadores, aquellos que la reprimieron y amenazaron. Los que
organizaron turbas para atacarla. Se desconoce en realidad la causa de su
muerte, y por qué cremaron su cuerpo súbitamente. Pero sus sicarios tenían
miedo en la mirada. Le temían a su cuerpo inerte, porque no pudieron doblegar
su alma. Tienen miedo los dictadores de La Habana a estas bravas cubanas, que con
gladiolo en mano, caminan pacíficamente las calles de la Isla, sembrando la
semilla de la resistencia, porque ellos saben que su hora ha llegado, y que en
Cuba hay miles de Lauras, porque hay miles de razones para que llegue la paz.
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About the author Janisset Rivero Janisset Rivero is a founding Directorio member. Janisset has worked extensively in engaging directly with opposition groups in Cuba, relaying their messages to the international community and coordinating humanitarian support for them. She is co-author of "Steps to Freedom," a Directorio annual report that documents the opposition movement's actions of protest against the totalitarian regime.
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