» Artículos

Cuba: la defensa de los derechos humanos frente al totalitarismo
07/12/2012 | Janisset Rivero


Presentación en el Panel “Los derechos humanos bajo el Socialismo del Siglo XXI”, 5 de diciembre de 2012. Instituto Interamericano para la Democracia.

A cincuenta y tres años de totalitarismo en Cuba la lucha por la defensa de los derechos humanos constituye el corazón del esfuerzo libertario de los cubanos y cubanas que han decidido levantarse frente a la imposición del régimen militar de la familia Castro.

 

Cuando se habla de totalitarismo se trata de un régimen que está organizado para controlar al individuo en todas las facetas de su vida desde que nace; un régimen que viola cada uno de los treinta artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU, a todos, todo el tiempo.

 

En Cuba a los ciudadanos se les viola el derecho a la libertad de expresión, asociación, reunión, el derecho a la autogestión económica que fluye en etapas de mayor o menor control del régimen pero que dista mucho de parecerse a la libertad económica; el derecho a entrar y salir libremente del país, el derecho a la información, y a la opinión, aunque las recientes campañas propagandísticas del régimen hagan creer a la comunidad internacional en falsas reformas. En fin, el modelo de control totalitario busca atomizar al ciudadano, convertirlo en una marioneta del Estado que controla todo absolutamente. De esta manera, con el control total, político, económico y social, la familia Castro ha pretendido manejar a la nación cubana como su propia hacienda, sin límites en el poder absoluto que con violencia, sangre y terror ha adquirido y ejerce.

 

La influencia de estos asesinos uniformados que han desangrado a la nación cubana nunca se ha quedado en los límites de la Isla de Cuba. El proyecto totalitario comunista siempre tuvo y tiene un plan de conquista en la región latinoamericana, y otras regiones del orbe. Venezuela fue un objetivo desde los inicios de la década del sesenta como forma de ampliar y propagar el castrismo. Durante años el régimen de La Habana promovió, financió y entrenó las guerrillas izquierdistas que azotaron sobre todo a Centroamérica y trajeron muerte y desolación a muchos países. La lucha contra el comunismo guerrillero tiene dolorosas páginas en la historia contemporánea de nuestra América.

 

Pero la ola de democratización frente al autoritarismo de los militares golpistas y de las guerrillas comunistas invadió a Latinoamérica en los años noventa, y el proyecto de control totalitario cambió sus estrategias.

 

Mientras esto ocurría, en Cuba un movimiento de derechos humanos incipiente iba ganando fuerza en la exigencia del respeto a los derechos fundamentales de la persona humana, rompiendo el ostracismo y la desinformación y empoderando al ciudadano con la convicción de que los derechos humanos son inalienables.

 

Al caer el Muro de Berlín y desaparecer la Unión Soviética muchos pensaron que el castrismo caería en poco tiempo, pero el proyecto totalitario de los Castro había planeado sus escenarios de sobrevivencia, y se abrió al turismo y la inversión extranjera de europeos y latinoamericanos, desarrollando un programa de invitaciones y diálogos con las principales y nuevas fuerzas políticas latinoamericanas que todavía creían y creen en la historia del antimperialismo, y ven a Cuba y su sistema totalitario como al David enfrentado al Goliat del Norte. Imagen maniquea y trasnochada que el régimen utiliza para manipular la opinión pública latinoamericana.

 

Estos sectores políticos que se hacen susceptibles a la influencia del castrismo, un castrismo maquillado, enmascarado son los que han abierto las puertas al plan que ha resultado en el establecimiento del llamado “socialismo del Siglo XXI¨. Estos candidatos y ahora presidentes totalitarios, utilizando el propio sistema democrático como base de su triunfo, una vez en el poder cambian las constituciones, destruyen las instituciones democráticas y a través del fraude, la extorsión y el revanchismo dan un golpe mortal a las libertades de esas naciones, ahora sumidas en una especie de limbo político y social.

 

Mientras el castrismo logra mayor influencia en la región y se afianza, como en Venezuela con el Chavismo, la situación de los derechos humanos en Cuba empeora.

 

Hay que decir que el pueblo cubano no ha dejado de luchar por su libertad y sus derechos desde el mismo instante en el que Fidel Castro traicionó los objetivos de la Revolución que encabezó y lo llevó al poder. La lista de miles de fusilados, miles de desaparecidos, ejecutados extrajudicialmente, miles de prisioneros políticos a lo largo de estos cincuenta y tres años es larga y dolorosa, pero demuestra que nuestra nación y sus hijos no han dejado de luchar, generación tras generación por los derechos que nos son conculcados.

 

Los recientes asesinatos políticos de importantes líderes de la Resistencia interna cubana, Laura Pollán Toledo, Oswaldo Payá Sardiñas, Harold Cepero, de prisioneros políticos como Orlando Zapata Tamayo y Wilman Villar Mendoza, de activistas de derechos humanos como Daisy de las Mercedes Talavera López, Juan Wilfredo Soto García o Sergio  Díaz Larrastegui nos dan una idea clara de cómo crece el clima represivo en la Isla.

 

Las imágenes de las golpizas brutales contra mujeres defensoras de los derechos humanos, las fotos de la jovencita de quince años que fue atacada hace sólo un mes y acuchillada por defender a las Damas de Blanco ante la hija de un militar del régimen ponen de manifiesto la lucha que se libra en este mismo momento en Cuba frente a la intolerancia y la violencia del régimen, y en defensa de los derechos humanos del pueblo de Cuba.

 

Los procesos de recuperación de la libertad y el Estado de Derecho pasan por el resurgimiento de las fuerzas vivas de las sociedades que padecen los regímenes totalitarios: los jóvenes, los campesinos, las mujeres, los empresarios, los comunicadores sociales, los maestros tienen que redescubrir su papel dentro de la sociedad, tienen que sentir que de su gestión de rescate de los derechos fundamentales de los ciudadanos, depende el futuro de la nación.

 

En nuestra región al trabajo constante del totalitarismo castrista y de las fuerzas antidemocráticas hay que sumar la corrupción, la apatía, la falta de liderazgo de las fuerzas políticas que han desatendido su función fundamental de ser representantes de las aspiraciones de sus pueblos, y estas fallas le han dado la oportunidad a los totalitarios de instalarse en el poder.

 

La lucha del pueblo cubano por sus derechos tiene que ser hoy más que nunca una inspiración para los otros pueblos latinoamericanos que sufren el llamado socialismo del Siglo XXI. Un pueblo que ha luchado en la oscuridad más absoluta, contra toda esperanza de victoria, enfrentado a los poderes del Estado totalitario y los intereses económicos internacionales. Un pueblo que jamás ha renunciado al sueño de la libertad, pagando con la vida de sus mejores hijos e hijas el precio de ese sueño de rescate de los derechos humanos. Y en este proceso,  los venezolanos, los ecuatorianos, bolivianos, nuevamente los nicaragüenses, y otros hermanos de nuestra región dan muestra de su coraje y su determinación, de su compromiso con la libertad.

 

Porque el rescate del ciudadano y sus derechos tiene y debe ser el fundamento y gestor de la lucha social y política por el restablecimiento de la democracia regional. Y todo proceso requiere un aprendizaje. Para los cubanos, el duro trayecto, el largo vía crucis que ha vivido la nación tiene que traducirse inexorablemente en el apego a los valores de la libertad y los derechos de la persona humana. Para los latinoamericanos, ese rescate tiene además que traducirse en el distanciamiento de los discursos populistas y mesiánicos, y el apego a los derechos ciudadanos, a los valores de la democracia verdadera donde la soberanía emana de la libertad del ciudadano para elegir su destino. No puede haber prosperidad sin libertad.

 

Todos, los pueblos de nuestra América, estamos llamados a aprender esta difícil y necesaria lección de libertad y verdad. Cuando lo hagamos, tendremos que comprometernos a mantener, sostener y profundizar en nuestras sociedades esos valores que constituyen la esencia de nuestra cultura, y de nuestro futuro.

 

 

 

Enviar por E-mail | Versión para Imprimir

 


About the author


Janniset Rivero Janisset Rivero
Janisset Rivero is a founding Directorio member. Janisset has worked extensively in engaging directly with opposition groups in Cuba, relaying their messages to the international community and coordinating humanitarian support for them. She is co-author of "Steps to Freedom," a Directorio annual report that documents the opposition movement's actions of protest against the totalitarian regime.

 

Directorio Democrático Cubano
P.O. Box 110235
Hialeah, Florida 33011
Tel. 305-220-2713
info@directorio.org

© Copyright 2008 Directorio Democrático Cubano. Todos los Derechos reservados.