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Las Damas de Blanco
30/11/2005 | Diputado Jaime Mario Trobo


Europa ha ratificado su vacilante política hacia Cuba, concediendo a través del Parlamento, sin duda un Órgano muy representativo, un reconocimiento a las mujeres, hermanas y madres de presos políticos cubanos, denominadas “Damas de Blanco”.

Hacen mucho mas de lo que se conoce, porque la información en Cuba cuando refiere a la disidencia o la oposición  tiene serias dificultades para desarrollarse; seguramente en el exterior, y especialmente para aquellos que seguimos con atención las fuentes que logran superar el embargo informativo que el gobierno ejercita implacable, se conoce mas que en la propia isla la valiente actitud de estas heroínas. Tienen un objetivo fraternal inexcusable, llamar la atención sobre la situación de sus familiares presos por motivos  políticos en ese País. Reclamar por el respeto a los derechos humanos de sus familiares que es el de ellas también, y a expresar su opinión y defender su verdad demandando  su liberación.

Pero sin duda, su denuncia abarca mucho mas ampliamente a la sociedad cubana, comprendiendo aún a quienes no conocen su actuación, y diría que también a aquellos que integran el “coro oficial”, que una vez tambaleante el régimen, saltarán al espacio alternativo como ocurre en la caída de los sistemas autoritarios.

Desde su paciente y tenaz militancia, expresada en la espiritualidad de las iglesias, donde no penetran las constricciones del régimen que puede cambiar muchas cosas menos la voluntad humana, a través del “blanco” color desafiante sobre el que se imprime cualquier mancha por tenue que sea, estas mujeres que gritan silencio, se han ido constituyendo en paladines de la libertad. Lástima que para que existan deban existir antes presos de conciencia maltratados hasta el límite de la resistencia humana,  y una sociedad influida por la propaganda oficial introducida en el sistema educativo, dirigida a amputar la capacidad de ejercer la libertad como atributo de dignidad humana.

Esas madres, hermanas y esposas van cargando sobre sus túnicas blancas el simbolismo de la lucha por la libertad en Cuba, lo van haciendo sin perjuicio de la heroica lucha de los presos, de los activistas de los DDHH, de los que se atreven a formar cuadros de Partidos Políticos, de los periodistas independientes, de las cofradías y ámbitos de reflexión que desafían la autoridad, a diario alimentando el difícil pero cada día mas cercano camino a la reconciliación nacional.

Ha hecho muy bien el Parlamento Europeo en dar otra señal clara, como lo fue sin duda en su momento el premio otorgado a Oswaldo Payá. Sobre todo lo ha hecho a poco tiempo de ocurrida la Cumbre de Salamanca donde España, Portugal y Andorra perdieron la oportunidad de coincidir con los países de Latinoamérica para dar una señal tan importante como necesaria, para ponderar la necesidad de cambios hacia la democracia y la libertad en Cuba.

Este reconocimiento es muy importante, resulta de la tenacidad con la que corren riesgo mujeres que han resuelto por una razón filial, transformar el amor en demanda, la esperanza en exigencia y el silencio en grito y serán capaces de romper el férreo cerco de la indiferencia que el régimen alimenta victimizandose en forma sistemática. Es un gran aliciente que contribuirá a fortalecer la alternativa que cada día es menos lejana.

 

 

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