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Joven activista cubano gana prestigioso concurso de ensayo mundial
22/10/2009 | Directorio Democrático Cubano


Miami. 22 de octubre de 2009. Directorio Democrático Cubano. El joven activista pro-democrático Cristian Toranzo Fundichely, de Antilla, Holguín es uno de los ganadores del Concurso Mundial de Ensayos del Movimiento Mundial de Jóvenes para la Democracia (MMJD, http://www.wymdonline.org).

 

El concurso solicitaba respuestas a preguntas sobre los espacios democráticos accesibles a los jóvenes en sus sociedades, las posibilidades de sobreponerse a problemas sociales mediante la democracia y alguna experiencia que habría cambiado la percepción de la democracia por parte del participante. Los 15 ganadores regionales quedan invitados a la Sexta Asamblea del Movimiento Mundial de Democracia (WMD, http://www.wmd.org) en Yakarta, Indonesia, que se celebrará en Abril de 2010 en Yakarta, Indonesia

 

“Puedo decir que la democracia puede lograr resolver los problemas más significativos de cualquier sociedad, si todos ponemos nuestro empeño en lograrlo. A los jóvenes, nos toca, trabajar para instaurar la democracia que millones de cubanos queremos. Si no somos nosotros, ¿quiénes? Si no es ahora, ¿cuándo?” concluyó el ensayo ganador de Toranzo Fundichely disponible en su integridad en línea (http://www.wymdonline.org/docs/LAC-Toranzo.pdf)  y reproducido en su integridad a continuación.

 

Cristian Toranzo Fundichely es miembro del Movimiento Cubano de Jóvenes por la Democracia (MCJD) y según relata él en el mismo ensayo, continúa defendiendo sus convicciones democráticas a pesar de la represión por parte del régimen castrista:

 

“Mientras redacto estas líneas, sufro un intenso dolor producto del uso de violencia contra mi persona. Este 19 de septiembre tres oficiales de la Seguridad del Estado: Wilson, Freddy y Henry, me atacaron físicamente y con tal saña que me fracturaron una costilla por portar un pulóver con la palabra CAMBIO. Me atacaron por pensar diferente y enfrentarme a ellos y a su dictadura castro-comunista, también por defender los derechos humanos de manera pacífica y denunciar las violaciones de estos. No soy el primero y tampoco seré el último; pero espero que esta pesadilla acabe pronto por el bien de mi pueblo,” escribió Toranzo Fundichely.

El MMJD, según su sitio web, “sirve como una plataforma para que los jóvenes activistas se enfoquen en la importancia de la promoción de los valores democráticos, un foro para compartir información e ideas y un movimiento orientado a la acción y a la solidaridad. Brinda un espacio para que los jóvenes activistas construyan relaciones entre ellos mismos, colaboren internacionalmente, profundicen sus conocimientos en asuntos claves y desarrollen habilidades prácticas.”

A continuación se reproduce el ensayo de Cristian Toranzo Fundichely en su integridad:

 

World Youth Movement for Democracy

Essay Contest Latin America and Caribbean Regional Winner

Cristian Toranzo Cuba

Es difícil abarcar todo lo que refiere la democracia. Más, cuando se ha vivido toda la vida en un país como Cuba con un sistema totalitario. Democracia está definida en diccionarios de lengua española como “el poder del pueblo”. Este vocablo proviene del griego “demos”: pueblo y “kratos”: poder. La juventud cubana sufre la ausencia de espacios democráticos. Esto se ha demostrado en la férrea militarización y politización de la enseñanza a todos los niveles educacionales y laborales. Además, los jóvenes cubanos, como consecuencia de la desinformación, poco entienden sobre este tema.

 

La democracia es un modo de vivir y trabajar juntos. No es perfecta, pero es necesaria para que emanen nuestros derechos que por encima de todo, nos pertenecen. Nuestra sociedad, la cubana, carece de valores democráticos. En más de 500 años de existencia Cuba ha gozado solamente de veinte años en democracia. Aún así, la misma se caracterizaba por algunos desmanes sociales como fueron el racismo y el caudillismo, que limitaban el ejercicio pleno de un Estado de derecho. Por estas cuestiones, y otras heredades del castrismo, la sociedad cubana se ha desarrollado en un ambiente en el cual impera el deseo de unos pocos sobre la mayoría. De esta forma, es obvio que miles de cubanos sientan preocupación sobre cómo vivir en un ambiente que le es ajeno. La democracia es el deseo de la mayoría expresada en el voto popular y secreto, y que en su funcionamiento, rigen leyes y peticiones sociales, no el credo o el partidismo de los que representan una clase determinada en la sociedad. La ley es el medio por el cual se rige la democracia. Todas las personas deben gozar de sus derechos, los cuales están expresados en las leyes, y los mismos deben ser respetados por todos. También es saludable hacer un cambio de aires, es decir, cambiar y probar una nueva política, puesto que de este modo, se descubre cuál es la mejor opción y qué realmente deseamos. Claro está que todo esto debe ser el resultado de nuestro trabajo, para que podamos lograr crear la sociedad que anhelamos. La democracia, nos puede ayudar a cambiar las situaciones que hoy afectan a la nación. El gobierno, debe servir a las personas y no éstas al gobierno, que es lo que sucede en Cuba. Las personas son ciudadanos, no marionetas de la cúpula. La libre información y expresión que genera la democracia, nos da una medida de cómo debemos actuar ante un problema determinado. Por ejemplo, una persona discrepa en el funcionamiento de una entidad y tiene derecho a dar a conocer públicamente las razones que le afectan, sin importar que dañe o no a la misma o al gobierno, siempre y cuando sea verdad. El derecho de hacerlo, puede cambiar el funcionamiento de los procedimientos que hasta el momento estaban errados o mal empleados, y de esta forma, lograr una mejoría. Informar sobre situaciones que ponen en peligro la vida de las personas, puede ocasionar a veces que se altere el orden de las cosas, pero no informarlo, puede ocasionar también la muerte o daños severos a la salud y la economía.

 

La educación desempeña un papel fundamental en la cultura de una sociedad democrática. La oportunidad de estudiar y acceder a los medios de estudio, debe estar a la disposición de todos. La existencia de diversos tipos de escuelas, religiosas, públicas y privadas, provee el tipo de educación que los padres desean dar a sus hijos y también el que los jóvenes quieren para sí. En las sociedades democráticas, las escuelas no determinan o limitan el pensamiento de los educandos, sino que apoyan a los mismos a crear su personalidad y un criterio propio sobre la realidad; no determinan la posición política del gobierno del partido en el poder, sino que enseñan caminos a tomar y siembran valores positivos sobre los cuales transitar. Lo más importante de la educación es que se enseñe a respetar la diversidad de opiniones, expresiones y creencias. Las personas coexisten independientemente de la ideología que profesan. El profesor debe hacer que sus alumnos pregunten y piensen para que así lleguen a sus propias conclusiones.

 

En mi patria esto no existe. Todo el sistema educacional está en manos del gobierno y en el mismo se adoctrina a los alumnos acorde a la política del único partido: el comunista. Recuerdo una reunión que sostuve junto a otros compañeros de lucha del Movimiento Cubano de Jóvenes por la Democracia con un ex embajador en su residencia en La Habana. Nos dijo que tenía dos hijos, que uno de ellos era demócrata y el otro republicano, pero que a pesar de esto, no había entre ellos desunión alguna, simplemente pensaban diferente. Miles de familias cubanas se han roto por cuestiones ideológicas, siempre porque la política castrista intenta imponer su ideología por encima de todo y de todos. Esto demuestra cuánto puede lograr la democracia en las relaciones interpersonales de los ciudadanos.

 

Asimismo, mediante la democracia, podemos cambiar y hacer valer leyes que protejan a las personas desposeídas. Existen infinidades de proyectos de diferentes niveles que han logrado disminuir la pobreza en países democráticos. Uno es el apoyo de organizaciones no gubernamentales a la salud y educación de muchas personas. De la misma forma, el Estado promueve leyes que garantizan la seguridad y el bienestar para esto. Por otro lado, está la presión de la sociedad para que se formulen leyes a favor de los pobres y desvalidos.

 

El respeto y la proclamación de los derechos fundamentales de los hombres son la base de la sociedad democrática. La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, ha sido el eslabón fundamental en el mejoramiento de este tipo de sociedades. El debate abierto entre partidos que pretenden llegar al poder, genera contradicciones que mejoran y ayudan a fomentar la disciplina y el trabajo digno, no sólo de los candidatos al poder, sino de los funcionarios del gobierno, produciendo una mayor responsabilidad y dedicación en los poderes del Estado y aumentando el compromiso con los intereses sociales.

 

El desarrollo de todas las esferas en una sociedad democrática, logra que la economía se dispare, lo que ayuda a que la sociedad mejore su nivel de vida. La economía de libre mercado ayuda a desarrollar la calidad y la cantidad de productos que se producen. La competencia genera desarrollo y por ende, baja los precios, esto se demuestra en los grandes avances científico-técnicos, en más producción con un mismo costo y en el desarrollo de la intelectualidad humana, generando una mayor riqueza espiritual y material para toda la sociedad. El Estado en esta fase, debe promover la legislación para lograr el avance de los sectores económicos, que es al fin, el resultado de la labor de una sociedad democrática. Desarrollarse científicamente se logra mediante el libre acceso a los conocimientos y eventos de interés en una sociedad que pretende hacer valer sus derechos, además del empeño y las oportunidades que el mismo ponga a disposición de todos.

 

Ante estas preocupaciones, en mi comunidad, activistas de derechos humanos hemos establecido una red informativa utilizando diversos medios. Poseemos una biblioteca independiente que contiene varios volúmenes sobre democracia y Estado de derecho. Promovemos también la sociedad civil como medio de enfrentamiento a las arbitrariedades cometidas por el gobierno y la policía política. Realizamos actividades que generan conocimiento a diversos niveles y tenemos decenas de videos censurados por el régimen que circulan entre los pobladores, los que han apagado el discurso oficialista. Hemos logrado visibilidad y reconocimiento social, denunciamos las violaciones a las leyes y a los derechos humanos cometidas por las autoridades y creamos un espacio abierto de debate con todos los pobladores.

 

Muchos eventos han marcado en mí la perspectiva de la democracia. En mi niñez me tocó vivir una etapa difícil en la economía cubana, el llamado “periodo especial”.

 

Entonces no entendía por qué había tantas necesidades. En la escuela me hablaban del bloqueo, pero existían aquellas primeras tiendas recaudadoras de dólares a las que no podía acceder. Miraba de lejos, otros niños cómo lucían buena ropa, cómo podían comerse un plato de comida. Yo no tenía familiares en el exterior. En aquellos momentos, el sueño de todos era poder entrar y comprar cualquier baratija o quizás un chicle que, a la sazón, era algo bastante importante para un niño que nunca masticó uno. Pudiera parecer exagerado narrando esto, pero es la pura verdad. Puedo decir tantas cosas que para cualquiera que no las vivió, serían abstractas. Nunca olvidaré cuánto hacían mi madre y mi familia para llevar un plato de comida a la mesa. Miraba aquello y me preguntaba si algún día podría cambiarlas. Nadie sabe lo que un niño puede pensar ni qué es lo que siente en verdad. Hubo momentos en los cuales blasfemé el nombre de Fidel Castro, sentía rabia por las cosas que un niño como yo pasaba sin que mi familia pudiera hacer algo al respecto. Era catalogado como desviado ideológicamente en la escuela y rebelde con el sistema. Nunca sabremos hasta dónde llegó el daño antropológico a todos los pequeños infantes de esa época. Creo que a pesar de todo, me siento bien por poder narrar lo vivido, cosas que nadie imagina quedaron en mi recuerdo como marca perenne de lo que iba a hacer en el futuro. A veces me he disgustado con personas que promueven “el paraíso terrenal” que es Cuba, alegando que jamás nadie ha pasado hambre. Quizás un cubano que lea estas líneas, recuerde esos momentos tan crudos. La primera cosa que me hizo cambiar la idea formada en la escuela sobre la democracia, era la manera en que la dirección escolar manipulaba las agrupaciones estudiantiles; mucho después, las clases de preparación militar inicial era incómodas para mí. Nunca me gustó ser un hipócrita, aunque en mi sociedad eso sea parte de la llamada “revolución”, una sociedad que finge seguir una ideología para evitar crearse problemas con el régimen. El caso más significativo fue cuando me negué a firmar en el año 2002, aquella convocatoria de Fidel Castro para declarar irrevocable el socialismo y cambiar la Constitución. Simplemente no fui al lugar. No quería seguir siendo parte de algo que no solucionaba ni iba a solucionar mis anhelos y esperanzas. Se cerró el lugar tarde, y dicen que por mi culpa. Fue mi primera objeción consciente en contra del régimen. Pocos años después, entendí cuáles fueron los motivos que llevaron al dictador a hacer tal referendo, nada más y nada menos que la entrega de 11,020 firmas de cubanos pidiendo reformas, conocido como el Proyecto Varela. Muchas cosas me han ocurrido luego de integrar a la oposición pacífica. Mientras redacto estas líneas, sufro un intenso dolor producto del uso de violencia contra mi persona. Este 19 de septiembre tres oficiales de la Seguridad del Estado: Wilson, Freddy y Henry, me atacaron físicamente y con tal saña que me fracturaron una costilla por portar un pulóver con la palabra CAMBIO. Me atacaron por pensar diferente y enfrentarme a ellos y a su dictadura castro-comunista, también por defender los derechos humanos de manera pacífica y denunciar las violaciones de estos. No soy el primero y tampoco seré el último; pero espero que esta pesadilla acabe pronto por el bien de mi pueblo.

 

Al compartir experiencias vividas y lo que hoy he aprendido gracias a los medios alternativos de información que han llegado a mis manos, puedo decir que la democracia puede lograr resolver los problemas más significativos de cualquier sociedad, si todos ponemos nuestro empeño en lograrlo. A los jóvenes, nos toca, trabajar para instaurar la democracia que millones de cubanos queremos. Si no somos nosotros, ¿quiénes? Si no es ahora, ¿cuándo?

 

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