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Testimonio urgente de la madre del prisionero político Ricardo Galbán Casals, condenado el 23 de abril de 2009.
23/04/2009 | Haydee Galbán Casals


“Que no se dejen llevar por las mentiras que les dice el comandante Raúl Castro y todos esos esbirros que le están metiendo mentiras, aquí no hay libertad de expresión.” - Haydee Galbán Casals

“Yo soy Haydee Galbán Casals, la madre de Ricardo Galbán Casals.

 

Me avisaron ayer a las 4 de la tarde que sería conducida a Guantánamo para el juicio de mi hijo, que mandaba a decir el jefe del MININT [Ministerio del Interior] y la Seguridad del Estado que me iban a llevar a las 6 de la mañana.

 

Cuando llegamos a Imías, un municipio apartado, me dijeron que el carro se rompió allí y estaban haciéndose los que lo estaban arreglando, pero yo estaba viendo muchos de la Seguridad del Estado y del MININT en el lugar, muchas personas uniformadas y todos estaban mirándome. Yo pregunté por el juicio y no me respondían.

 

Me senté en un muro en la calle, esperando y en eso llegó un carrito donde traían a mi hijo esposado. Lo llevaron para los calabozos de la policía de Imías y entonces yo fui detrás de mi hijo y empezaron [a decir] “¡Salga de aquí señora, salga!” me gritaban como bestias sanguinarias. Me decían “¡Salga, salga, salga!.”

 

Les dije “¡Espérense que este es mi hijo!” Me volvieron a gritar diciéndome que eso era una unidad militar y que saliera para afuera y me echaban de allí. Volví a la calle y me senté en el contén a esperar y como a las dos horas los guardias fueron para allá, cogieron al muchacho y lo llevaron para el tribunal Y yo fui para allá.

 

Aquel juicio daba grimas. Todos los testigos se contradecían Julio el carcelero decía, “Yo lo llevé, él no me quiso entregar las pertenencias.” Lo acusaron por dos delitos, uno de desacato y dos años por desobediencia. Parecían una cosa del otro mundo.

 

Se tardaron mucho en darles el veredicto. No coordinaban las palabras aquellos guardias, asesinos uniformados, delincuentes, mentirosos y no querían decir cuál era el fallo, hasta que después de 4 ó 5 horas dijeron que él había cometido desacato y desobediencia.

 

Aquello estaba lleno de esbirros de la dictadura, mentiroso, farsantes, escorias, esas son las principales escorias que tiene este país de militares uniformados. Cogieron y le echaron tres años a mi hijo. Yo salgo y lo abrazo y lo beso, él dijo “Es mejor no hablar nada”, el me aguantó.

 

Yo salgo corriendo por toda la escalinata y me tiro a la calle y empiezo a gritar, “Pueblo de Imías ¡oídme todos!” y a los esbirros, “¡Vivan los derechos humanos! ¡Abajo la tiranía!”

 

Empecé a vocear todas las consignas y entonces la gente salía toda y en un pueblo que estaba desierto se agruparon más de 500 personas allí, incluyendo niños de la secundaria. Salían de todos los centros de trabajo. Eran muchos y salían como cangrejitos en la playa- así salían de donde quiera y el pueblo entero decía “¡Abusadores! Mira lo que le han hecho a la pobre vieja” y yo voceando y voceando y entonces caí en un estado de nervios y  yo gritaba “¡Ay! mi hijito”.

 

Todos miraban a la gente de la Seguridad del Estado y a los de la Contrainteligencia encima de las placas para que las gentes de Guantánamo no pudieran llegar y se hizo un silencio de respeto a todo lo que yo voceaba y nadie se atrevió a decir nada, solamente se escuchaba mi voz y el murmullo de los que decían pobrecita madre, qué crimen,  mira lo que le han hecho, mira como llevan al pobre muchacho y así fue lo ocurrido.            

 

Después los insultaba a todos ellos, diciéndoles la verdad, porque lo que son es unos esbirros, unos asesinos.

 

Mi hijo que tiene como cuatro o cinco enfermedades como asma bronquial, que le han dado cuatro paros respiratorios en la prisión, que tiene como siete alergias y tiene problemas en los riñones me le han impuesto la injusta sanción de 3 años de prisión.

 

Pero no yo no me voy a amilanar. Yo voy a seguir para adelante luchando por mi hijo.

 

Le pido ayuda a todas las personas del mundo y a Estados Unidos con una buena campaña para desenmascarar a estos esbirros, a estos asesinos, que no tienen escrúpulos, que son unos bandidos pagados a sueldos y uniformados. Que no se dejen llevar por las mentiras que les dice el comandante Raúl Castro y todos esos esbirros que le están metiendo mentiras, aquí no hay libertad de expresión. Aquí lo que hay es una tiranía, un abuso contra el pueblo y todos los opositores. Por favor no le crean que siga el bloqueo, que siga el bloqueo, que siga.”

 

 

 

 

 

 

 

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