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Carta abierta a Ricardo Alarcón y a la Asamblea Nacional del Poder Popular en Cuba
12/06/2009 | Raúl Luis Risco Pérez


Pinar del Río

Viernes, 12 de junio de 2009

Carta abierta

 

Señor Ricardo Alarcón de Quesada.

Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular,

Diputados todos,

 

La patria es dicha de todos y dolor de todos y cielo para  todos y no feudo ni capellanía de nadie -- José Martí

 

La precaria y calamitosa situación social que vive nuestro país ha ocasionado una enorme pérdida de los valores espirituales de la sociedad, en este contexto ha florecido la corrupción y el delito que por la magnitud alcanzada han sido reconocidos por dirigentes del gobierno como uno de los mayores peligros actuales. Cuba, que históricamente no se distinguió por un alto índice de personas encarceladas, contando con unos 4000 presos al triunfo de la revolución y con solo unos 14 centros penitenciarios, hoy ocupa el primer lugar entre los países iberoamericanos y el sexto en el mundo con 487 penados por cada 100 000  habitantes según el informe “Desarrollo Humano 2008” del programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el que utilizó como datos estadísticos 55 000 presos en la Isla.

 

Esta cifra no se corresponde con la realidad, pues Cuba cuenta en estos momentos con unos    100 000 presos en unos 250 centros penitenciarios - crecimiento totalmente desproporcionado de la población penal con respecto al crecimiento de la población en general en estos últimos 50 años. Esto refleja claramente la grave situación que se ha producido y que - a pesar además de las condiciones infrahumanas en los centros penitenciarios - genera gastos enormes en instalaciones recursos carceleros, policías y otro personal, dejados de invertir de forma más provechosa para la nación.

 

Tengan en consideración también los aspectos más tenebrosos, la degradación y pérdida de valores que sufren los seres humanos hacinados en esas circunstancias. La errática política que ha aplicado el gobierno cubano de construir prisiones para detener el delito es comparable con la de construir cementerios para detener enfermedades mortales.

 

Las causas que originan el delito están siempre presentes y latentes en nuestro pueblo - la depresión económica que vive el país ha creado situaciones crimógenas y es preciso ser sensible ante tales condicionantes, lo que no significa que necesariamente la solución a esos problemas se encuentre en el camino de la represión penal. Hay que destruir las raíces antisociales del crimen, las causas que la originan y no los efectos y con ello al  hombre.

 

La proporcionalidad entre la sanción y el daño causado es obviada por los tribunales y la propia ley penal cubana. Por regla general, la sanción es muy superior al daño, prodigándose altas penas por los más simples motivos. En muchos casos por la reincidencia es duplicada la sanción que se impone al  reo. Las medidas de seguridad pos y pre delictivas a los que le son impuestas, los propios tribunales quebrantan lo dispuesto en ley, pues remiten a los declarados en estado peligroso a prisión recibiendo estos igual tratamiento que el sancionado.

 

Señores diputados: aunque el gobierno cubano no reconoce públicamente la existencia en nuestro país de presos por motivos o ideas políticas, esto es una realidad en Cuba, con una existencia de más de 200 presos políticos, por lo que resulta contraproducente y bochornoso a la vez para un gobierno miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU tener en prisión a hombres y mujeres por dichos motivos o ideas. Mantenerlos en prisión sería continuar demostrando al mundo que es un gobierno violador de los derechos inalienables del hombre.

 

Es hora ya de analizar las causas que originan el delito y trabajar por ponerle fin a estos, reconocer que la política penal aplicada hasta el momento ha sido errónea, llenando de sufrimiento y dolor a los hogares cubanos y de prisiones al país.

 

Combátanse pues las causas que originan el crimen y no sólo los efectos que producen éstos. Destrúyanse las raíces que lo produce y no nuestra sociedad y sus valores espirituales ya quebrantados.

 

Hoy ustedes señoras y señores diputados están en la obligación histórica y tienen la oportunidad oponer fin la situación en que vivimos, para que la familia cubana les agradezca y sean recordados por nuestro pueblo por sus buenas acciones hacia sus hijos aún en último momento.

 

No quiero concluir, sin evocar nuevamente a nuestro José Martí con este apotegma- presenciar en silencio un crimen es cometerlo, sentenció el maestro. Dios Patria y Libertad.

 

Raúl Luis Risco Pérez

 

Ex preso político

Miembro del presidio político “Pedro Luis Boitel”

Delegado del Comité Cívico Contra los Malos Tratos en  Pinar del Río

Presidente del Comité Nacional Pro Amnistía

 

 

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