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Declaración desde la Prisión Provincial Las Tunas del prisionero de conciencia José Daniel Ferrer García
10/11/2010 | Jose Daniel Ferrer Garcia


Declaración dada al Consejo de Relatores de Derechos Humanos de Cuba (Audio disponible)

Declaración desde la Prisión Provincial Las Tunas del prisionero de conciencia José Daniel Ferrer García para Radio República

 

 

Prisión Provincial Las Tunas. 10 de noviembre de 2010.

Como todos sabemos este 8 de julio del presente año, el periódico Granma publicó en su segunda  página, una nota de prensa del Arzobispado de La Habana con fecha del día anterior, dicha nota  dijo y cito textualmente:

 

“En las próximas horas, otros seis  prisioneros serán trasladados para sus provincias de residencia y cinco más serán puestos en libertad y podrán salir en breve para España en compañía de sus familiares. Las autoridades cubanas informaron además que los 47 prisioneros  que restan de los que fueron detenidos en  el 2003, serán puestos en libertad y podrán salir del país. Esta gestión será concluida en un período de 3 a 4 meses a partir de este momento”.

 

 Así se lee en dos de los párrafos de la nota del  Arzobispado de La Habana del 7 de julio.

 

El martes 13 de julio cuando salí al teléfono, como lo hago semanalmente todos los martes,  expliqué al Consejo de Relatores de los Derechos Humanos mi opinión y mis dudas al respecto, incluso les expresé mi inconformidad con que en la nota se omitiera el adjetivo “políticos” al hablar de los prisioneros.

 

Conozco que la Iglesia Católica se caracteriza por sus buenas intenciones  y por su humanismo cristiano y que siente sincera preocupación por los problemas sociales incluido el de los presos, no solamente políticos sino todo el que sufra prisión  cualquiera.

 

Pero también conozco demasiado bien la deshonestidad, la maldad y la falta de escrúpulos de la dictadura castrista, que por cierto durante décadas ha hecho víctimas también de sus arbitrariedades a esa iglesia que ahora aceptó como interlocutora en medio de una grave crisis. En medio de problemas bien difíciles que enfrenta la dictadura, en este caso aceptó la interlocución de a la iglesia en el problema de los presos políticos.

 

Ese martes 13 también expresé que el término “podrán” como dice la nota según el diccionario significaba “que el que lo deseara saldría del país y el que no lo deseara saldríamos para nuestros hogares” .Quiere decir que dado la nota del Arzobispado de La Habana todo estaba demasiado claro, no cabían dudas. Pero repito, como conozco demasiado bien al régimen castrista desde un inicio sospeché y la nota también me hacía sospechar por los términos en que estaba redactada y así lo expresé en varias oportunidades y los hechos y el tiempo me han dado la razón, expresé que no sería tal y como explicaba la nota de prensa.

 

Pronto se pudo ver que “del que podrán salir’ no se ajustaba a la realidad de los hechos. La nota debió decir para que se ajustara a la realidad  “tendrán que salir del país si quieren salir de la prisión”.

 

Repito que aprecio la buena intención de la Iglesia y del gobierno español  y que me alegra muchísimo saber que han contribuido a que 39 hermanos nuestros hayan salido de estos infiernos que son las prisiones castristas.  Pero hay que ser cuidadosos, porque por hacer un bien no se puede caer en la trampa de una tiranía que está buscando la ayuden continuar haciendo mucho mal. De hecho, de buenas intenciones está asfaltada la autopista que conduce al infierno.

 

Imaginamos que ninguno de los 52 prisioneros de conciencia del grupo de los 75 que en esa fecha nos encontrábamos aún en prisión hubiésemos aceptado el exilio. La pregunta sería: ¿Hubiese salido alguno de prisión?  La respuesta lógica es no, y  lo confirma el hecho de que ninguno de los que no aceptamos salir del país ha sido excarcelado. Cuando la liberación de los que nos quedamos no requiere ninguno de los tramites que sí exige la salida para España, hacia el exterior.

 

Durante todo este tiempo han estado presionándonos de diversas formas para “convencernos” de que debíamos abandonar el país. Esto también lo denuncié en varias ocasiones sobre presiones sobre nosotros y a nuestros familiares.

 

Aparentemente a los 39 hermanos que prefirieron el exilio a los horrores de la prisión nadie los obligó a marchase de su patria pero si no hubiesen aceptado esa opción con total seguridad aún estuvieses presos en condiciones infrahumanas.

 

El régimen montó esta maquiavélica jugada de la manera en que la montó, porque conocía que la mayoría o un buen número aceptarían el exilio con tal de salir de estos infiernos. Pero, si luego de comenzado el proceso la mayoría hubiese optado por quedarse en Cuba, entonces hubiésemos visto que la mayoría de los entonces liberados en vez de ser prisioneros de conciencia, pacíficos opositores, activistas de derechos humanos y periodistas independientes serían presos políticos violentos, incluso hasta delincuentes que en realidad nunca han tenido la más mínima motivación política . Es decir, de esta manera hubiesen tratado de engañar a la comunidad internacional, a la opinión pública mundial.

 

De hecho no me opongo a que otros presos políticos sean excarcelados, me alegro por ellos, pero sí me opongo, y lo he dicho anteriormente, a la mezcla de unos casos con otros. Bien se debió y se pudo terminar con un proceso para luego comenzar con el otro. El régimen intenta confundir a la opinión pública y restar el bien merecido prestigio de la oposición pacífica con este proceder.

 

Nosotros y nuestros familiares debimos haber protestado lo más firme posible  y ahora exigir o haber pedido a la Iglesia como interlocutor en este caso, el exigirle al gobierno el cumplimiento del acuerdo tal y como fue: la excarcelación de los prisioneros de conciencia del grupo de los 75 y luego que hubiese comenzado con otro proceso. Pero esto de mezclar está muy mal y el que no haya protestado por esto le estuvo facilitando las cosas al maligno, y el maligno tiene nombre: el régimen comunista.

 

El régimen castrista luego de la protesta internacional por la muerte de nuestro hermano Orlando Zapata Tamayo y por la brutal represión contra la Damas de Blanco, así como la atención que acaparó la huelga de hambre de nuestro hermano Guillermo Fariñas, estaba obligado a hacer algo para poder mejorar en algo su cada vez más deteriorada imagen, se encontraba en una situación muy difícil. Cualquier dictador medianamente inteligente en tal situación hubiese decidido salir de la mayor cantidad de presos políticos posible y eso es lo que ha estado haciendo Raúl  Castro.  Astutamente se aprovechó de la buena disposición de la Iglesia y de su siempre buena voluntad para montar la jugada de la manera que más le convenía, de la manera que servía a sus ruines intereses.

 

Habría que preguntarse por qué el régimen no informó sobre el tema en una nota oficial. Por qué dieron a la Iglesia la tarea de dar la promoción al respecto y de preguntarnos a los prisioneros políticos si aceptábamos o no el exilio. La respuesta es obvia: ellos nunca actúan de buena fe y sabían la trampa que tenían montada y tenían ya analizada las variantes según se fueran desarrollando los acontecimientos.

 

Sin dudas la nota del Arzobispado fue acordada en esos términos, los términos en que la vimos, en los que se publicó y la leímos por ambas partes, eso no cabe duda.  Y si acordaron el término “podrán salir” fue como ya dije, porque el régimen pensó que un buen número de los 52 que quedábamos en prisión ante la posibilidad de tener que continuar encarcelados en las condiciones en que llevamos mas siete años, aceptarían el exilio.

 

Y como supuestamente se iban “voluntariamente” del país la dictadura esperaba algo a cambio de su “humanitario proceder”, esperaban algo como premio.  Digamos por ejemplo la eliminación de la “Posición Común” de la Unión Europea, entre otras cosas, pero no lograron engañar a muchos.

 

La verdad de que su jugada entró en crisis desde la hora que más de una docena de prisioneros de conciencia dejamos claro que preferíamos los horrores de la prisión al destierro, que aquí continuaríamos nuestra pacífica lucha por la libertad y los derechos de todos los cubanos, pasase lo que pasase.

 

Hace dos días que expiró el plazo que el régimen dio a la Iglesia de concluir con las excarcelaciones de los prisioneros de conciencia de la Primavera Negra del 2003. El régimen, no cabe duda, ha engañando al mundo, pero principalmente a la Iglesia Católica cubana y al gobierno español, que fueron con quienes pactó el proceso y a quienes en cierta forma ha utilizado para lograr sus mezquinos propósitos. Basta con analizar todo lo que ha venido sucediendo para percatarse de ello.

 

Gobiernos democráticos, organizaciones que defienden los derechos humanos, personalidades internacionales, pero sobre todo  la Iglesia Católica cubana  y el gobierno español deben exigirle al régimen castrista que aclare qué va a hacer, que aclaren por qué incumplieron sus compromisos y esto no lo planteo porque tenga yo ninguna prisa por salir de este antro de terror y maldad, mi prisa siempre ha sido por la libertad de Cuba y por la cual voy a seguir luchando esté donde esté, hecho que he dejado bien claro en varias oportunidades a través de todos esto años. Que no salgo del país, ni abandono la lucha por ninguna circunstancia, incluso rechacé y así consta que rechacé  la oferta en El Típico de salir del país y abandonar la lucha encontrándome bajo una petición de pena de muerte en el proceso aquel de la farsa judicial que efectuaron contra nosotros .

 

Digo esto porque yo creo que se le debe exigir a la Iglesia y al gobierno español, primero que a nadie de que la dictadura castrista aclare el por qué de su incumplimiento y que declaren qué van a hacer, por qué se está torturando a nuestros familiares, incluyendo madres enfermas, madres cuyos nervios  (y otros familiares también) no soportan más abusos ni mentiras. Es claro, es obvio que hay que aclarar qué va a ser lo que el régimen hará en los próximos días. Si no va a cumplir, que lo confiese públicamente, para que ya termine la incertidumbre de nuestros seres queridos.

 

Aclaro que si lo que traman es continuar presionándonos para que aceptemos el exilio, que es la jugada perfecta: salir del presidio político pero no devolviéndonos al lugar de donde nunca debimos salir, a nuestros hogares, sino desterrándonos, expulsándonos de nuestro territorio nacional. Si éste es su propósito, pierden el tiempo una vez más miserablemente, como todo lo que generalmente hacen ellos. Pierden el  tiempo porque, como lo he dicho anteriormente, bajo ninguna circunstancia o concepto saldré de mi Patria, ni abandono la lucha por la libertad de mi pueblo y según tengo entendido este es el criterio de la mayoría de mis hermanos presos.

 

Y digo mayoría porque vivo desinformado y pocas veces tengo el teléfono y muchas veces ni puedo decir o conocer la más esencial opinión de un hermano o lo que está pasando más allá de las alambradas y de las rejas de la prisión.

 

Desde la Prisión Provincial Las Tunas, les habló José Daniel Ferrer García, prisionero de conciencia

 

Declaración recibida por vía telefónica en la voz de José Daniel Ferrer García a través del Consejo de Relatores de Derechos Humanos de Cuba

 

 

 

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