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Encuentro en la distancia
16/05/2007 | Janisset Rivero


 

Este día de las madres, temprano en la mañana, recibí el mejor regalo al que pudiera aspirar: Madres cubanas, en la Isla y el destierro, nos dimos cita en la distancia a través de una video-conferencia.

 

En ambos lados había mujeres comprometidas con la libertad de Cuba, con el quehacer diario para aliviar los sufrimientos de los prisioneros políticos; mujeres que han sufrido el dolor y la opresión, mujeres que no solamente sueñan con un futuro mejor para Cuba, sino que laboran por él.

 

Desde la Isla, las Damas de Blanco, esposas, madres y hermanas de los prisioneros políticos, vestidas con el color de la pureza, armadas con la dignidad y el amor a sus familias y a su patria, contaron cómo habían caminado por las principales calles de La Habana con gladiolos en las manos. Habían depositado un ramo de flores en el monumento a las Indias, para recordar a las primeras madres que ocuparon nuestra tierra. Con la foto de sus esposos en sus pulóveres blancos, hablaron de su lucha y de su esperanza. Hablaron de cómo el pueblo cubano las saludaba, las apoyaba, las bendecía por las calles, mientras el régimen estérilmente les enviaba sus bandas paramilitares.

 

En el destierro estaban otras madres, como la ex prisionera política María Amalia Fernández del Cueto, quien cumplió más de 19 años en prisión, y cuya hija nació en la cárcel; o Miriam de la Peña, cuyo hijo fue asesinado en aguas internacionales por el régimen de La Habana habiendo nacido en Estados Unidos; o Laida Carro, nieta de una mujer a la que le fusilaron su hijo por pensar diferente en la Cuba de los Castro. También estaba Blanca González, madre del prisionero político Normando Hernández, y quien pudo ver en la pantalla a su nieta Daniela, a la que no conocía.

 

Lloramos de ambos lados, un llanto no de tristeza, sino de amor por esa tierra de la que somos parte. Esas lágrimas nos unieron más, nos comprometieron más.

 

Verlas fue la oportunidad de ponerle rostro a tan amadas voces, reconocer los rasgos del coraje y la fuerza que da el amor cuando pareciera que todo es imposible. Me sentí unida a ellas. Por un instante, el canto de sus voces, sus gritos de libertad, me llenaron el alma de una fe insuperable en ese pueblo nuestro que ha decidido ser libre a toda costa y enfrentarse al odio que destruye.

 

Pensé en lo alegres que deben de estar sus esposos, sus hijos, sus hermanos: José Daniel y Luis Enrique Ferrer, Normando Hernández, Francisco Chaviano, Héctor Maseda, Librado Linares, Ángel Moya, Diosdado González.

 

 La lista sería larga, como largo y ancho es el coraje de este pueblo cubano, del que somos hijas. Pensé también en Mario Manuel de la Peña, nuestro querido Mario, asesinado vilmente en aguas internacionales, en su pacífica avioneta, por llevar agua y luz a los desesperados.

 

Hay futuro para Cuba, no porque lo dicte la nostalgia de exiliados, o el capricho de la ausencia, sino porque la simiente de Pedro Luis Boitel, cuyo natalicio se recordaba ese mismo día, 13 de mayo, ha germinado en los nuevos cubanos, que no se rinden frente a las agresiones de la Seguridad del Estado, que no se quiebran frente al dolor del presente, que resisten, que sueñan, que vencerán.

 

 

 

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About the author


Janniset Rivero Janisset Rivero
Janisset Rivero is a founding Directorio member. Janisset has worked extensively in engaging directly with opposition groups in Cuba, relaying their messages to the international community and coordinating humanitarian support for them. She is co-author of "Steps to Freedom," a Directorio annual report that documents the opposition movement's actions of protest against the totalitarian regime.

 

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