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Oswaldo y Harold: simiente y verdad para la Cuba futura
22/07/2013 | Janisset Rivero


Se cumple un año de la desaparición física de dos dignos cubanos, fieles representantes de la lucha que libra el pueblo cubano por su libertad, Oswaldo Payá Sardiñas, y Harold Cepero Escalante, líderes del Movimiento Cristiano Liberación.

 

De Oswaldo se puede decir que fue un hombre digno, que puso la virtud por encima de la complacencia, el amor por encima del miedo, la honradez por encima del acomodo. Católico practicante que llevó la doctrina social que nos enseña la Iglesia a la praxis en un país donde la gestión política independiente es considerada traición a la “patria”, o sea al engendro totalitario creado por los hermanos Castro para controlar Cuba como su hacienda privada. Pero Oswaldo nunca traicionó Cuba, y por Cuba se quedó en la Isla y luchó. Convocó a los jóvenes de su generación y de las generaciones siguientes; se las ingenió para convencer a las principales organizaciones de la oposición civilista cubana y recogieron miles de firmas de ciudadanos que con ese gesto liberador patrocinaron el proyecto Varela. Por su coraje cívico recibió el Premio Sajarov a la Libertad de Pensamiento en el 2002, y luego, cuando no se hizo esperar la respuesta represiva del régimen, se mantuvo en Cuba, sin abandonar a uno solo de sus compatriotas presos en la primavera del 2003, y continuó la lucha entregando miles de firmas ciudadanas más, como muestra del deseo del pueblo cubano de que se realizara un plebiscito sobre derechos fundamentales conculcados. Todo esto puso a Oswaldo Payá en la lista de los sentenciados a muerte.

 

A fines del 2002, cuando había sido invitado a recibir el Premio Sajarov en el Parlamento Europeo, recibió una nueva y contundente amenaza de muerte, esta vez no fue verbal, se la escribieron en la fachada de su casa en La Habana. Cuando en enero del 2003 Oswaldo Payá llegó a Miami, la amenaza de muerte contra él fue una realidad que no perdimos de vista los que le organizamos su breve estancia en la capital del destierro cubano. Algunos criticaron en aquel momento la forma en la que se manejó aquella visita relámpago y las medidas de seguridad que nos vimos obligados a tomar para proteger la vida de Payá, pero la historia nos dio la razón, al final el régimen, que ya lo había condenado desde entonces, llevaría a cabo su amenaza.

 

Harold Cepero, estando en la Universidad de Camagüey firmó el proyecto Varela en el 2002, su fe en Cristo y su amor por la justicia, su sentido de caridad por el sufrido y reprimido pueblo de Cuba lo llevó primero al seminario donde estudió para ordenarse como sacerdote católico, estudios que abandonó dos años antes de su muerte para dedicarse de lleno a la lucha política por la libertad de Cuba a través del MCL. Ángel de luz, Harold es un ejemplo vivo de que a pesar del totalitarismo en Cuba siguen naciendo héroes cotidianos que son capaces de sacrificar hasta la vida por la libertad de su pueblo.

 

El gran crimen de Payá fue ser consecuente y no callar. La represión contra él y su familia arreciaron a principios del 2012, cuando se preparaba la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba, y Oswaldo denunció con fuerza el cambio fraude, el acercamiento de la jerarquía de la Iglesia Católica cubana y el régimen de Raúl Castro, el esfuerzo del régimen por presentar reformas o cambios falsos, para así acallar las verdaderas voces de cambio y justicia del sufrido pueblo cubano. La visita del Papa fue en marzo, y ya en junio Payá sufría un ataque directo en una calle de La Habana mientras viajaba en su modesto auto con su esposa Ofelia Acevedo y fueron embestidos por un auto sospechoso. El plan de asesinato se concretó el 22 de julio de 2012, cuando el auto donde viajaba con Harold Cepero y dos extranjeros solidarios con la causa de la libertad de Cuba fue embestido nuevamente por un auto de la Seguridad del Estado. Los extranjeros fueron estratégicamente extraídos de la zona del siniestro, mientras Oswaldo Payá fue ejecutado (así lo creo), y Harold Cepero enviado grave a un hospital de Bayamo donde le negaron atención médica. El golpe recibido por atrás contra el carro donde viajaba Oswaldo no fue violento, ni podría haber ocasionado la muerte de los dos cubanos, de acuerdo a las declaraciones del sobreviviente Ángel Carromero, pero el cuento presentado por el régimen a la opinión pública internacional, es una patraña para acallar el clamor de justicia de la familia Payá Acevedo, del Movimiento Cristiano Liberación y de las organizaciones de la resistencia interna que dentro y fuera de Cuba han apoyado la petición de investigación internacional sobre los hechos.

 

Un año sin Oswaldo y Harold parece un largo tiempo de pena. Pero el dolor no ha inmovilizado a esta familia cubana. Se ha repetido muchas veces que Oswaldo y Harold viven. Lo hemos dicho no con dolor sino con el gozo de saber que entre nosotros vivieron estos mártires, que los conocimos y que su palabra y obra dignificaron a nuestra nación, y por eso no hay fuerza que los pueda aniquilar, no hay odio ni intereses ni mentiras que puedan acallar sus voces. Sus vidas son simiente y verdad. Viven por siempre en el corazón de todos, de Cuba y del futuro en libertad.

 

 

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About the author


Janniset Rivero Janisset Rivero
Janisset Rivero is a founding Directorio member. Janisset has worked extensively in engaging directly with opposition groups in Cuba, relaying their messages to the international community and coordinating humanitarian support for them. She is co-author of "Steps to Freedom," a Directorio annual report that documents the opposition movement's actions of protest against the totalitarian regime.

 

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